En el primer campeonato (no quisieron llamarle Copa) del mundo femenino de fútbol que se disputó en la historia en 1991 había 12 equipos. 32 años más tarde habrá 32 en el Mundial que empieza hoy en Australia y Nueva Zelanda. En aquel primer torneo, patrocinado por una empresa privada (Mars) los equipos solo jugaban 80 minutos. Era otro mundo. Bastante más machista que ahora. “Temían que nuestros ovarios se cayeran si jugábamos 90 minutos”, llegó a declarar indignada la capitana de EEUU que conquistó el Mundial. “Al menos no redujeron el tamaño de las canchas”, apuntó una leyenda mundial del fútbol, sobre el campeonato del 91 que se jugó en China. Se daban dos puntos por partido y los estadios gozaron con alrededor de 20.000 espectadores por partido. La media de goles era de cuatro por encuentro. Pero era otro mundo, Mundial.
En el análisis que realizó la FIFA sobre el campeonato podía leerse: “Las mujeres juegan al fútbol en base a las mismas reglas que los hombres, pero de una manera diferente. Juegan un fútbol duro, exigente, competitivo, pero con una actitud diferente las mujeres muestran su placer de jugar al fútbol, llorar después de una derrota y en la actitud de cambiar el desconsuelo por una actitud positiva”. Otro mundo. En el Mundial que empieza el jueves, la FIFA pagará por primera vez a las jugadoras por participar. Por la fase de grupos cobrarán 28.000 euros, más que lo que algunas cobran en sus respectivos clubs. En octavos se repartirán 630.000 entre todas y las campeonas se llevarán unos 250.000 euros, por los 340.000 que ganaron los argentinos al conquistar el pasado Mundial de Qatar.
De los ocho Mundiales disputados, EEUU ha ganado en cuatro ocasiones, Alemania en dos y Noruega y Japón una vez cada una. Si el fútbol mundial de selecciones masculino está dominado por Brasil con cinco campeonatos, de los ocho campeones en todas las ediciones, solo Alemania repite título en femenino y en masculino. Este Mundial servirá para dar un paso más de progreso en las relaciones de las jugadoras y las federaciones, bastante desigual y con polémicas de fondo muy potente como en la Española.